Sélectif

Desde pequeña he sido curiosa y atrevida. He hecho todo lo que he querido (o casi). Me he lanzado en piscinas donde la profundidad era inalcanzable, he nadado entre y con tiburones, he disparado la última bala de la recámara cuando el destino me ha llevado al límite y me he sentido totalmente libre.
He amado hasta enloquecer (y por amor he hecho locuras que nunca habría llegado a imaginar), he celado con la alterada percepción de la psique del que ama.
He aprendido a caminar junto a los que me rodean y no agarrada a ell@s. Mi alma ha huído del resto cuando no era libre, he rechazado la ayuda que me han tendido cuando más la he necesitado.
Sé y reconozco haber sido cobarde. Y no es fácil la guerra contra un@ mism@.
Me he enzarzado en una batalla infinita en la que se han visto plenamente involucrados la ética, la moral, el egoísmo, el EGO en si mismo y una pizca de sentimientos para acabar de aderezar la "ensalada" de este, mí abismo.
Pero me SÉ y me conozco. Y a día de hoy, he aprendido a cultivar (me) para recoger los frutos que me brinda este jardín de la sagrada palabra.
Sé que en los pequeños detalles está la verdadera esencia de la vida.
Sé que una mirada, a veces, además de valer más que mil palabras, es el regalo más grande que te puedan dar. Sé que un abrazo y una sonrisa en el momento oportuno, cura más heridas que cualquier medicamento. Sé que si no arriesgo, no gano. Sé que la vida se hace corta y hay que exprimirla hasta al fin y paladear el nectar de la felicidad hasta emborracharte y rendirte ante ella.
Rompo las cadenas que me atan a los cánones de una sociedad vanidosa, pretenciosa y egoísta y me tiro al vacío, para de nuevo, volver a alzar el vuelo en un mundo lleno de posibilidades.