Mi flor favorita

Es plena primavera, con un pie en el más caluroso estío que hayamos vivido (o que nosotros recordemos). 

Llegó la hora de darles vida a nuestras plantas favoritas para verlas florecer pasado el corto e intenso verano.

Lo más curioso es que la mía predilecta, nació el año pasado y la veo florecer cada día de este año. 

Es mi flor, la que nunca se marchita, siempre está llena de vida y me la entrega día a día.

Jamás nada ni nadie me ha dado esta esta paz, esta luz, esta felicidad. 

Y es que cuando estoy con ella, se para el tiempo. Las malas energías se esfuman por completo.

Ella es el sol en mi aurora, también mi faro de noche, la manta que me arropa cuando me siento triste.  

Y me resulta imposible describirla en un futuro, pero yo sé que a su lado caminaré, seguro. 

Por donde ella pasa, pinta grises de color y amor, fulmina con sus ojos la rabia y el rencor. 

Y es que tú, pequeña, llegaste un buen día, aquel 11 de agosto, me llenaste de alegría.

Para mí eres la victoria, un milagro de este mundo y es que brillas con luz propia